Prefiero el engaño.

Prefiero el engaño

Comienzan mis náuseas, acompañando al persistente dolor abdominal, vómitos, mareos y el cada vez más evidente entumecimiento de mis extremidades…

Lo que antes llamaba un ataque de ansiedad, se ha convertido en mi día a día, en mi semana. Siento cada gota de paciencia dejar mi ser junto con el sudor frío que acaricia mi rostro. No importa cuánto ansiolítico consuma, el terror no cesa.

¿Por qué es más fácil sucumbir al terror de la realidad que enfrentar la situación y saber la verdad de una vez por todas?… creo que sé la respuesta.

Si esta pesadilla, si esta película de terror que mi cerebro reproduce una y otra vez fuese real, me enfrentaría a un abismo de emociones nefastas y situaciones increíblemente desagradables; situaciones que definirían el resto de mi vida, el curso entero de esta.

Sabiendo esto, ¿Por qué arriesgarme a darme esa respuesta tan concreta?

Mis náuseas se convierten en vómito, y mi ansiedad comienza a hacerme temblar; mis piernas me fallan y de desvanezco en el suelo mientras mi cuerpo vacila entre desconectarse de la realidad un rato o seguir luchando por permanecer en vigilia.

Mi cuerpo opta por seguir luchando… pobre desgraciado.

Siempre he sido apegada a la verdad, pero por primera vez siento que es mi enemiga ¿Así se siente el terror a la verdad? ¿Así se siente ser un ser humano, un ser amante del engaño, nacido con repulsión a la verdad en su código genético?

Siento la piel de mis manos arder, pero no importa cuánto rasque, es tan solo una picazón fantasma… un ardor psicosomático.

¿Será posible siquiera? La simple idea de mi peor miedo haciéndose realidad es absurda, pero no imposible. Repasé cada cada punto tantas veces, saqué cada porcentaje y cada probabilidad que me permite mi conocimiento, y no parece haber posibilidad de error… pero no se necesita más que la más mínima probabilidad para hacerme dudar.

Tal vez sí hubo error.

Me digo mientras tecleo con mis ahora entumecidos dedos –mi ansiedad ha tocado cada rincón de mi cuerpo–.

No hay error… no hay error.

Concluyo para no tener que repasar aquellos pequeños, pero existentes porcentajes que me atormentaron desde un inicio.

Hoy me conozco más que nunca, hoy me enfrento a una versión mía que desconocía. Cuánto temo a la verdad cuando esta puede no estar a mi favor… había olvidado lo humana que soy.

Gota de veneno

Y ¿si mi ser no sana, dejando tantas heridas abiertas que obliguen a mi alma buscar escapar de la realidad?… ¿Qué ocurre con los espíritus tocados …

Gota de veneno

Hombre

Todos vamos perdiendo parte de nuestra esencia conforme corre el tiempo. Es casi imposible evitar dejar huellas llenas de historia en el camino mientras mudamos nuestras pieles a unas más hermosas, flexibles, o incluso, más fuertes.

El humano ha perdido la noción del tiempo, adueñándose de éste; dándole un nombre, una regla, un límite.

El hombre ha tomado el crédito por el arte, haciéndolo ver como su creación, algo que es realmente absurdo ya que el ser humano es creación del arte mismo. El arte es la madre de la creación; el arte es la vida y lo inanimado, el arte es la muerte… el arte es trascendencia.

¿Cuánto tiempo más viviremos engañándonos a nosotros mismos bajo complejos de superioridad ante toda especie, haciéndonos la idea de ser deidades?

¿Cuánto tiempo pasará para que el hombre deje de perseguir la inmortalidad y comience a buscar dejar legados, algo que viva más que nosotros?

Nunca habrá suficiente evidencia para un escéptico, y jamás habrá demasiada incertidumbre disfrazada de fe para aquél que es ciego devoto.

Vaya divinidad se proclama nuestra especie. Basta es la grandeza de su ego, que ignora su similitud en la diversidad.

Pobre hombre… tan pobre dentro de tanta falsa riqueza.

Soy universo

Mis ojos, mis manos, mi boca…

toda parte de mi cuerpo es tan sólo un efímero transporte para lo que realmente soy, para lo perpetuo.

Mi estatura no me brinda el poder, mi tonalidad de piel y cicatrices no hablan por mí, mi belleza no habita en mi rostro, mis pensamientos no están tatuados en mis pecas y lunares.

Soy espíritu, soy energía y soy amor; soy inmensurable, inmutable e inmortal. Soy universo.

Enredo

Y una vez más, busqué las estrellas para encontrar mi paz; es sólo que esta vez no se encontraba ahí.


¿Qué se puede hacer cuando lo único que puede cesar tu mente no se encuentra disponible para ti?


Tantos años viviendo en este planeta que llamamos hogar, sin embargo cada uno de ellos los he vivido sin sentir que pertenezco a este, sin sentir que pertenezco a nada.

Constantemente mi mente me recuerda lo sola y abatida que me siento, aún cuando estos sentimientos parecen estar ocultos por largos ratos… siempre regresan.

Y sabes, vivo con brutas ganas de llorar, de sacarlo todo… pero mi cuerpo parece no poder producir lágrimas como antes, mi llanto es seco, es sordo.

Llevo tanto tiempo sin poder disipar el dolor y siento que necesito drenar mi alma constantemente; alma que vive ahogándose en tanto sentimiento entrampado.

Y sabes… la idea del destino siempre fue una escupida en la cara para mí. No puede haber un destino que brinde paz, riquezas y felicidad a un ser y agonía, dolor y sufrimiento a otro pobre desgraciado.

Así que definitivamente somos dueños de nuestro destino, pero sí te soy honesta, eso tampoco pone mi alma en paz… porque a este punto no tengo fuerzas, y eso significaría que tengo que dar más…

Más de lo que tengo, más de lo que me queda para simplemente sobrevivir.

En fin; termino de escribir mientras escucho a los pajarillos cantar y veo al amanecer dar su magnífica entrada… otro día más… ya no sé si celebrar.

Bahúl de los recuerdos

Un año ya… Cómo pasa el tiempo; cómo pasa arrastrando todo consigo, dejando tan sólo un melifluo sabor de boca, un perpetuo recuerdo.

En mi percepción del tiempo, fue tan sólo ayer cuando charlaba contigo sobre la relatividad del universo y la grandiosa e inefable magnitud de la mente humana. Tan sólo ayer, mismo lugar, misma luna.

Es un poco extremo sentir como todos aquellos momentos, que alguna vez fueron vivencias agudas tomadas como el presente; hoy son tan sólo vagos recuerdos de sensaciones y sentimientos; cada vez más vagos, más distantes, menos pormenorizados. Como si en un abrir y cerrar de ojos, el tiempo hubiese decidido concluir con un año entero; dejando atrás, como nuestro actual pasado, todo lo considerado existente y real en ese entonces.

Pero…¿Qué hay de esas palabras tan tajantes que dije aquél día? ¿Qué hay de esos sentimientos tan potentes que quemaban mi ser abrasando mi alma y dejándome en cenizas en esa esa distintiva noche de viernes?

¿Qué hay de las emociones que expresaba día a día al ocultar mis pensamientos producto de tan absurda limerencia?

Pero lo más importante: ¿Qué será de mis pensamientos e imágenes sujetas a mi hipocampo de aquél día? ¿A caso todo lo que lleguemos a llamar “presente”, terminará por ser un recuerdo destinado a ser víctima de la desmemoria?

¿Será que seremos tan desafortunados para perder estos bellos momentos en el tiempo, hasta reducirse a cajones abandonados, polvoriento y arrinconados dentro de lo más profundo de nuestra memoria?

Es sorprendente voltear y ver nuestra película correr, olvidando escenarios y repitiendo diálogos como creemos que sucedieron.
Cada vez recordando menos, cada vez más erróneos, más distorsionados, menos detallados, menos caras y menos versos.

Cómo el sonido de una voz familiar puede terminar por sonar ajena; las palabras terminar tan distorsionadas, y las imágenes… cada vez más borrosas

Cuán valioso es apreciar el presente y preservar el pasado.

Cuán relativo es el tiempo, y qué desafortunados somos al verlo absoluto e infalible…